FUNES 3-2 REDÍN

Sábado, 16 de febrero.
10:30, Polideportivo de Funes.
Aterrizamos en dos coches a las 10.00. El recibimiento es cordial y la mañana soleada.
Nos ponemos a correr en un polideportivo que más parece un angar militar, con su puesto de pinchos en el fondo norte. A falta de cinco minutos nos metemos en los vestuarios. Hoy es el día y vosotros sois los elegidos -he sido más riguroso en las convocatorias- para cambiar el rumbo de éste equipo.
Van motivados.
Plan sencillo. Nuevo esquema defensivo -2-1-1- y rotación en cuadrado, únicamente en cuadrado. Juego eficaz. Encajar pocos goles, entrega física total y pocos contragolpes -hay que saber elegirlos o volvemos a tocar atrás- pero letales.
Y la primera parte es de libro. ¡De libro! No doy crédito. Tras los primeros minutos de tanteo nos hacemos con el balón, con el discurso y con el mando. El trabajo defensivo del punta -el primero que entra al balón esté donde esté- permite al segundo punta -un chaval rápido- adelantarse cómodamente a los balones de zona media para, o bien tocar atrás o bien contragolpear. Los dos cierres tienen poco trabajo.
Los de Funes comienzan a incomodarse, incapaces de llegar a la zona de peligro. Inquietos. Y en dos contragolpes les metemos dos goles. Nos presionan hasta nuestra área sin alcanzar nunca el balón. Es peligroso... pero divertido. Cuatro orcos ante nuestra portería viendo como vamos y venimos sin saber cómo alcanzar el balón. Es genial.
0-2 al descanso. Increíble. Ni siquiera los mayores -la semana anterior- fueron capaces de algo así.
Afrontamos la segunda con dos bajas -solo un cambio- y... se nos hace demasiado larga. Nos deshacemos ante el empuje y la garra del rival. Salimos tocados de su primer gol. No aprovechamos nuestros dos contragolpes -¡dos clarísimos!- y...
Un tío en plancha, de cabeza tras varios rebotes -tres defensas en el suelo con el portero-, termina por empujar el tercer gol a la red. Y todo acaba con unos últimos empujes nuestros a la desesperada.
Lagrimones de impotencia en los chavales, la rabia incontenida de haber tenido algo grande que se va como el agua entre las manos.
Pero no. Lo que hemos hecho hoy no se va. Ésto es otra cosa, y las victorias llegarán. Tampoco podemos pretender pasar de la nada al todo de la noche a la mañana. Digo yo, vamos...
Éste es el camino.

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