REDÍN 4-4 SAN JUAN

Sábado, 10 de noviembre.
11:00, Colegio El Redín.
Son las 10:30. Empezamos a correr en la pista exterior. La tensión es palpable.
Calentamientos habituales, ejercicios habituales. A menos cinco los siento en las escaleras exteriores, cara al Poli, en el que vamos a meternos a librar batalla. Jugamos en casa y tenemos que hacerlo con orgullo. Hay una cosa que no me gusta y es que parecen excesivamente nerviosos. Intento hacerles ver que por muy grandes que parezcan los de San Juan -cruzamos miradas cuando entran al Poli- lo único que tenemos que hacer ya sabemos hacerlo, y que, lo que sí es cierto es que tendremos que hacelo mejor, más rápido, corriendo un riesgo mayor.
Arranca el partido. La agónica presión pronto nos da el primer gol: robo en su área y para adentro. Poco después el segundo. Ellos tienen dos ocasiones. Parecen aturdidos y, aun así, el partido no tiene un dueño claro. Nos vamos al descanso dos arriba. Sinceramente, no me creo lo que veo. La portería a cero y dos arriba. Ha sido una demostración de eficacia, producida únicamente por empujar más que ellos y tener más suerte atrás.
Salimos y lo hablamos. A ellos les interesa un partido de ida y vuelta, alocado, en el que no tengamos posesiones largas. Tenemos que saber llevar el ritmo. Robar, frenar, tocar atrás y esconder el balón.
Arranca la segunda y al poco metemos el tercero, empujado en el segundo palo. ¡Increíble! Pero... demasiado bonito para ser cierto. Nos meten y metemos. 4-1. Pero ellos ya van a por todas. Es entonces cuando nos derrumbamos. Nos presionan muy arriba, no salimos cómodos de puerta, erramos muchos pases fáciles. 4-2. No puedo parar el partido porque ya he quemado mis dos cartuchos para dar instrucciones. ¡Qué impotencia! Estamos asustados, apabullados, bloqueados. Meto a unos, quito a otros, pero sin resultado. ¡4-3!. Somos un barco a la deriva en un mar demasiado revuelto.
Y nos empatan. ¡Qué dolor!¡Lo teníamos todo y nos hemos quedado con menos de la mitad!
No lo he hecho nunca pero al final del partido me los cojo en un aparte y... les felicito. Somos los enanos de la categoría, hemos jugado de tú a tú con unos morlacos considerables y seguimos sin conocer la derrota. Al mismo tiempo les explico que de todas formas éstos partidos hay que aprender a ganarlos, y que lo que nos ha faltado hoy es oficio, mentalidad ganadora, algo que no se aprende entrenando, sino jugando éste tipo de partidos.
Y así, espero que éste triste empate se convierta en una lección de oro.

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