Asistentes: Javi M, Fernando S, Iñigo B, Miguel G, Eugenio H, Pablo F, Álex I, Álvaro V, Juan B, Iñigo H, Álvaro R y Jaime O.
Entrenamos en el Poli. Tras cargar un poco la mano con algún que otro ejercicio físico los siento en los bancos, en la línea del medio. Tenemos todo el Poli para nosotros -en la grada solo está Kike, con sus muletas-, un escenario maravilloso para hablar de la marcha del equipo.
Primero les pido perdón. Perdón porque he estado a punto de descargar toda mi rabia con ellos, y esa no es la solución. Les explico que estoy "cabreado", contrariado, por lo duras -casi injustas- que han sido las últimas dos derrotas -por la mínima- en partidos de una entrega total. Pero estamos juntos en ésto y no puedo cargar en su contra. Les animo a que sientan algo parecido, a que frunjan el ceño y aprieten los puños en los próximos partidos, porque el premio está cerca, muy cerca.
Mientras les hablo me derrito por dentro sabiendo que posiblemente les estoy pidiendo un imposible. Su entrega y sacrificio físico ha sido para quitarse el sombrero, y eso ha hecho que dos equipazos como Funes y los del A solo hayan podido ganarnos por la mínima.
Pero hay que seguir exigiendo, apretando. Si no lo hiciese todo acabaría aquí. Y queda mucho año por delante.
Jugamos un partido. Como un privilegiado me subo a la zona VIP de la grada para verlos desde arriba.
Tengo un equipazo.
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