29.IV.08 sin relajarse ¿eh?

Asistentes: Javi M, Fernando S, Miguel G, Enrique P, Pablo F, Álvaro V, Eugenio H, Santi G, Álex I, Juan B, Iñigo B y Sikai Q.

Entrenamos en el Polideportivo.
A y diez, estamos cinco. Esperamos a que llegue el resto. Lo hacen a y cuarto, paseando tranquilos, comentando la jugada y las manos en los bolsillos. Me empiezo a calentar.
Les pongo a correr. Algunos se persiguen, se zancadillean, echan risas... y coincide con que son los mismos que han llegado tarde. No digo nada, y siguen corriendo. Voy parando en banda uno a uno, empezando por los que mejor están calentando. Tras la criba quedan cuatro. Dejo que sigan corriendo un rato, en el silencio del Poli y ante la atenta mirada de todo el equipo. Se acabaron las tonterías.
Unos minutos después -minutos largos-, todos se incorporan para hacer líneas. Las hacemos dos veces. Y luego les siento en la portería con la idea de leer el partido del sábado.
Tengo la impresión de que todavía no saben sacar conclusiones. Creen que por el hecho de haber ganado ya no hay cosas que mejorar. Y no es así. Les hablo de los errores defensivos, de la falta de eficacia en las jugadas de gol, del regalo defensivo que propició el gol rival... Y también les hablo de lo bien que jugamos.
Por otro lado, les expl¡co que mi intención era jugar un partidillo para celebrar la vuelta de la victoria, y que siento realmente tener que poner cara de perro al comienzo del entreno. Pero ésto funciona así: lo más importante en un equipo es su forma de trabajar, y no pienso ceder un ápice en cosas tan básicas como la puntualidad o la seriedad en el trabajo, por mucho que hayamos vuelto a ganar, que se acerque el verano o que alguno sienta la necesidad de comunicarle al mundo que está en la edad del pavo. Si hay algo que sí hemos hecho durante todo el año es trabajar. Y no vamos a cambiar ahora. Se entiende.
Durante el partido puntualizo detalles importantes: aprovechar la superioridad numérica cuando el delantero del otro equipo se queda rezagado, el hecho de que el equipo que va por delante se cierre mejor y no se acelere, las salidas por las bandas...
Muy productivo.

MURCHANTE 1-6 REDÍN

Sábado, 26 de abril.
11:30, Polideportivo Municipal de Murchante.
Llegamos en convoy de tres coches en un día caluroso, veraniego. La frescura de las estrechas calles del pueblo evoca días olvidados, veranos de juventud, trastadas y helados de fresa.
El campo es un frontón. El frontón es una pista. La pista es el campo.
Qué chorrada...
Total, que se trata de la típica pista apretada -las gradas en un lado, sobre la línea de banda, y la pared del frontón en el otro-, que parece menor de lo que realmente es.
Hoy empezamos en el vestuario. Les pido que juegen abiertos, pisando las líneas de banda -o tocando la pared, que es lo mismo- para abrir el campo y generar espacio. Recordamos que salimos a jugar unas semifinales de champions, sea lo que sea lo que nos jugamos. Como no sabemos nada de éstos tíos vamos a jugar sin especular, sin mostrar fisuras, yendo a por el partido desde el primer segundo. No hay que darles ninguna opción.
Empieza el partido y nos hacemos con el balón. Rotamos a placer -nos esperan en medio-, buscando las bandas. En nuestra segunda llegada estrellamos el balón en el poste. Tenemos posesiones largas. Ellos solo alcanzan a tirar desde lejos, desde muy lejos. El partido es nuestro, pero falta el gol.
Mediada la primera, en nuestro primer córner, clavamos el movimiento de estrategia y Peter sube el primero al marcador. El único de la primera. Nos vamos al descanso contentos. El partido es nuestro.
¡Pero sólo vamos uno arriba! Hay que matar el partido cuanto antes. No podemos pecar de inocentes.
Arranca la segunda con el objetivo de meter el segundo pronto. Y lo hace Euge al materializar -punterón seco y raso- un contragolpe. Perfecto. Y más juego, más ocasiones. Jugamos muy bien. Hasta que les regalamos el primero. Una mala salida de balón deja a sus delanteros solos ante nuestro indefenso portero. Broncón. Merecido broncón. Y a recomponerse.
Y entonces llega lo mejor del partido. Nos centramos, tocamos atrás, salimos por banda y nos plantamos en el área en superioridad para que Peter empuje el tercero. Es perfecto. Y evitamos que ellos se vengan arriba.
Tras el tercero comienza el baile. Jugamos casi a la perfección, llevando el ritmo, midiendo los tiempos... Javi, el capi, clava el cuarto tras sortear a tres defensas y enchufarla a la base del poste. Peter, de punterón lejano, quita las telarañas de la escuadra antes de meter, él mismo, el sexto, de tacón en la línea de gol, tras contragolpe que termina con tres en el área. El portero temblando, el míster haciendo aspavientos y el árbitro pitando el final.
Y nos vamos, como en los viejos tiempos, relamiéndonos los labios.

25.IV.08 pues... va a ser que no

Asistentes: Javi M, Fernando S, Miguel G, Pablo F, Álvaro V, Eugenio H, Santi G, Álex I, Juan B, Iñigo B y Sikai Q.

Pues va a ser que no, que ésto no se acaba.
No sé muy bien qué nos jugamos exactamente, pero da igual. Tal vez la 5ª plaza de Navarra. A mí me vale. Sobre todo por el hecho de tener que competir. Es el jugo de la vida: la competición.
Entrenamos en el Polideportivo y, tras correr lo acostumbrado, hablamos de lo que hemos hecho hasta ahora, y de lo que nos queda. ¿Dos partidos?¿tres? Da igual. Lo que tenemos por delante son dos semanitas para seguir creciendo como equipo, porque lo que está claro es que, a pesar de lo que digan los resultados, nosotros no hemos dejado de crecer desde el 9 de octubre de 2007, día en que nos constituímos como equipo. Hemos mejorado y aprendido mucho.
Luego les hablo de lo que supone jugarse la 5ª plaza. Los mayores -que éste año están machacando- el año pasado solo pudieron luchar por quedar, como mucho, decimoquintos. Es todo un orgullo poder pelear una 5ª plaza. Además, el hecho de que sea a partido de ida y vuelta le confiere al choque toda la magia de esas eliminatorias de champions que tanto nos gustan: los goles fuera de casa, el partido de vuelta, la estrategia... Las eliminatorias a ida y vuelta tienen un plus de magia.
Por otro lado, tenemos la gran oportunidad de terminar el año saboreando -¡una vez más!- el licor de la victoria. Apetece ¿no?...
Y nos ponemos a trabajar.
Hoy partidillo. Las antenas puestas en cerrar todos los huecos al defender y en agujerear las bandas al atacar.
Y mañana a Murchante. Nos vemos.

APÉNDICE: MI PARTIDO FAVORITO

No es una elección fácil. El año ha sido largo y ha dejado auténticos partidazos. Cómo olvidarse del auténtico sorpresón en Ezcaba: último partido de la primera vuelta. Irati líder dos puntos por encima de nosotros -nos los dejamos empatando contra San Juan en casa- y toda la tensión de saber que ellos ganaron de tres en San Juan. Total, 4-10 y líderes en solitario por primera vez.
¿Y el rotundo 0-5 en Anaitasuna?¿Y la goleada en casa ante el Askatasuna (16-1) jugando como los ángeles?
O esos partidazos de la segunda vuelta, terminados a lágrimas y acariciando la victoria: Funes -las dos veces-, Redín A, Aurrerá en casa... Y el último en Irabia... nuestra final.
Pero yo quiero acordarme de forma especial del primer partido de 2008. Doce de enero en San Juan, cuando todavía no habíamos hecho nada. Por todo, creo que ha sido el mejor. Nosotros jugándonos la primera plaza. San Juan moviéndose entre la primera y la tercera. Irati amenazando un posible tropiezo. Todos mentalizados, muy serios. 0-2 al descanso, y una segunda parte de contención casi perfecta. Incluso unos minutos finales de infarto. Alegría desbordante al final por la clasificación como primero de grupo, invicto, y con un partido por jugar.
Ha sido mi favorito. Ahí os dejo el acta, escrita en sangre. En la sangre de la batalla.

APÉNDICE: INOLVIDABLE

Voy a echar de menos a éste equipo.
Es un equipo con personalidad, un equipo distinto.
No se trata de un conjunto superdotado técnicamente, ni de un colectivo fuerte físicamente. Pero es un grupo de chavales soñadores, entusiastas, con hambre de comerse el mundo. Yo diría que éste equipo ha condicionado mi forma de ser entrenador.
Me ha gustado. Ha sido un descubrimiento prolongado. Pasar de entrenar a los mayores del colegio para entrenar a una panda de mocosos tiene su aquel. La forma de transmitir los mensajes, no dar nada por sabido, explicar lo más básico, armarse de paciencia ante la torpeza, la descordinación y las chorradas propias de su edad, todo lo referente a repensar el futbito, a la motivación... Ha sido como volver a entrenar por primera vez.
Hay una cosa que me ha gustado sobremanera: la evolución. Desde el 9 de octubre de 2007 éstos chicos no han hecho más que crecer, de modo que si pudiésemos comparar al equipo de comienzo de año -aquel que ganó 4-3 al Anaitasuna o 1-4 al Teresiano- con el de hoy -sirva como ejemplo cualquier partido de la fase final- veríamos a dos equipos irreconocibles. Y todo se debe al trabajo de cada uno, a la involucración en el proyecto. En mi proyecto. Y por eso les estoy inmensamente agradecidos. Éste ha sido el primer año que la derrota me ha dejado sabor a victoria (no todas ¿eh?).
Me gusta el carácter de éste equipo.
Ha sido interesante ver que, al ser realmente muy poquitos los jugadores desequilibrantes, los partidos se convierten en todo un juego de estrategia. La diferencia entre un jugador y otro dentro del campo es tan pequeña que cada cambio adquiere mayor importancia, por estar pensado para detalles muy concretos.
Y queda resaltar que éste es el primer año que he visto a mis jugadores abandonar el campo entre lágrimas. Leitza, Funes... Lágrimas de rabia, de impotencia, de jugadores que quieren ser ganadores antes de tiempo. Son imágenes que no voy a olvidar.

APÉNDICE: TODO QUEDA

La vida es así. Todo lo que un día empieza, otro día acaba. Es la Ley de nuestra existencia. Pero ocurre que todas esas cosas con las que realmente disfrutamos y nos emocionamos parecen durar menos, parecen pasar más rápido... Y a mí, otra vez, me ha ocurrido así.
Mi historia como entrenador con éstos chicos ha sido breve -180 días-, pero riquísima.
Puedo decir que éste ha sido el año en el que la diosa del fútbol más me ha enseñado. Nunca había bailado tan de cerca con los resultados negativos, y nunca creí que fuese tan bonito.
Crecí en una promoción afortunada futbolísticamente. Jugamos muchas finales y ganamos muchos trofeos. Siempre estuve rodeado de grandes jugadores con los que pocas veces conocí la derrota. Y, como entrenador, los cinco años he podido estar con promociones ricas, ganadoras.
Pero éste ha sido mi reto más interesante. Nunca había cogido a un equipo tan joven -11 y 12 años-, y tan... sin hacer. Estan en una edad en la que no existe mentalización, reflexión deportiva. Todo es saltar al campo con el corazón, a correr y sudar. Un regalo para la vista: se gane o se pierda todo se pelea.
Y yo con la idea de conseguir un equipo ganador. Lo serán. Nos hemos forjado, como las mejores espadas, con la fuerza del fuego -¡cómo queman las derrotas!-. Hemos puesto unos pilares sólidos sobre los que construír: mucho trabajo, exigencia, respeto, compañerismo... y hemos hablado mucho de fútbol sala.
Ésto es mucho. Y me ha encantado llevar las riendas de ésta forja maravillosa, por mucho que sean sólo chavales de 12 años que vayan a olvidarlo todo muy pronto. A éstas edades uno solo se acuerda de los títulos. Es lógico.
Pero, de una forma u otra, todo queda.

IRABIA 5-3 REDÍN

Sábado, 19 de abril.
9:45, Colegio Irabia.
Llego el primero al colegio. Me quedo escuchando música dentro del coche. Hoy termina todo y no creo ser del todo consciente. Pero es así. Hoy saldremos al campo por última vez, a librar la última batalla.
Irabia ya es campeón y nosotros últimos, y el partido de hoy no podrá cambiar nada. Pero eso no importa. Es el último partido y no quiero guardar un mal recuerdo. No quiero que se convierta en el típico partido jugado con dejadez y mal sabor de estómago. Son los últimos 50 minutos de la temporada, y son nuestros. Quiero invertirlos en hacer un partido perfecto, algo así como un resumen digno a lo que ha sido la temporada.
Los chicos van llegando y nos ponemos a calentar. Parece que el mensaje de que aquí jugamos nuestra final hizo mella: hay silencio. Y el discurso previo es sencillo: No quiero pediros que ganéis, sólo quiero ver, durante 50 minutos, a un equipo dejándose la piel para ganar. Aunque no ganemos. Y ya está. Que disfrutéis del último partido.
Y arranca nuestra final. Nuestro final.
Defendemos 2-1-1, más atrás de lo que les defendimos en el Redín. Cuando robamos tocamos con gracia, muy abiertos a la salida por banda. Ellos empujan y nosotros nos reagrupamos bien, cerrando filas. Y entonces llega nuestro primer contragolpe. Les pillamos en inferioridad -dos para uno- y metemos. Increíble. Poco después llega nuestro segundo contragolpe: ¡otra vez gol! Acojonante. Los de Irabia, perplejos, intentan sacudirse el 0-2 con un juego más directo.
Nosotros nos despistamos y en dos fallos de marcaje -uno de ellos clamoroso en saque de banda- dejamos que nos igualen.
Pero volvemos a adelantarnos al ejecutar una buena salida por la banda. ¡No me lo puedo creer!
Y justo antes del descanso, una genialidad de los suyos pone la igualada. ¿Por qué nadie le ha frenado? Basta con agarrarle y sonreírle, pedir perdón y ponerse en la barrera. Aprenderán.
Nos metemos en el vestuario. Les felicito. Hago dos apuntes sobre las coberturas y la agresividad en defensa y salimos al campo. ¡Se puede!
La segunda parte es vibrante. Ocasiones en un lado y en otro. Las nuestras son más claras pero todas ellas las desbarata un iluminado portero. El ritmo es altísimo, muy intenso. Y es entonces -a falta de 7 minutos- cuando el árbitro decide terminar de liar el partido. Y digo terminar porque ya había comenzado en la primera. Una amarilla en nuestra primera entrada. Faltas inexistentes señaladas en nuestra contra y existentes no señaladas a nuestro favor. Errores en el sentido del saque de banda, distinto criterio -¿criterio?- en las penalizaciones de las faltas: tarjetas para nosotros y avisos para los otros... Bufff.
Y es entonces, decía, a falta de 7 minutos, cuando Euge le roba la cartera al defensa y acto seguido es derribado -tras agarrón de amarilla- sin ver el árbitro nada señalable. Dos minutos antes le había mostrado la amarilla a uno de los míos por la misma acción. Y, segundos después, nos meten ellos. Quejas, gritos, protestas... Que el árbitro decide zanjar expulsando al capitán. ¡¡¡¿Qué?!!! No me lo puedo creer. Y a jugar con uno menos.
Qué pena. Es una pena que en nuestro último partido del año, en el momento en el que mejor volamos -los brazos extendidos, la brisa del que vuela alto en las mejillas, paladeando otra vez el retrogusto de una victoria-, éste sinvergüenza se presente, nos corte las alas y nos deje tirados. Pero si sólo estabamos jugando a ser gigantes, a ser los mejores, mirando por encima del hombro a los primeros en su propio campo... ¿por qué la lías?
Nos meten otro y todo acaba ahí.
(...)
No voy a dejar que éstos siete últimos minutos minen mi estado de ánimo. Es para estar contento, orgulloso, satisfecho. Hoy hemos demostrado ser todo un equipazo en una categoría de gigantes. Así que separo a los míos y les pido que dejen al árbitro en paz, mientras le clavo los ojos y, con una sonrisa, le susurro al oído: no te preocupes arbi, es que nos has jodido el partido.
Chico, tenía que decirselo. Así de claro.
Y me voy contentísimo.

18.IV.08 último entrenamiento

Asistentes: Javi M, Fernando S, Miguel G, Enrique P, Pablo F, Álvaro R, Álvaro V, Eugenio H, Santi G, Álex I, Juan B, Iñigo B y Sikai Q.

Exterior cubierto, y nos ponemos a correr.
¿Último entrenamiento? No lo creo. No lo quiero. Sí que es el último con partido por delante. Eso sí, espero -y así se lo digo a los chaveas- tener un último entreno la semana que viene que sirva para hacer balance del año y cerrar bien la temporada.
Pero aquí lo importante es el partido de mañana. Es un partidazo. Es el mejor partido del año, tal vez algo descafeinado por ser el último, ante un Irabia que ya es campeón de grupo. Empiezo recordándoles el partido de ida. Nos endosaron un set en blanco, pero no fuimos nosotros -por lo menos en estado puro-: fuimos nosotros en versión "minados por las bajas" (tal es así que jugamos sin portero). Y hasta aquí dos bazas importantes que nos permitirán -espero- pillarles desprevenidos: lo normal es que jueguen relajados -por ser campeones- y que no esperen tanto potencial de nuestra parte.
A los chicos les pido que vean el partido como la final con la que soñamos. Es el último partido y el rival es de final. Hay que ir a Irabia con la mentalidad de jugar la final, porque realmente Irabia este año es nuestro final. El sábado acaba todo.
Hago dos equipos y hacemos un partido. Desde la banda lo voy parando para hacer las indicaciones pertinentes, y hago mucho hincapié en las salidas por las bandas. Cuántas ocasiones de gol haríamos si aprovechásemos la banda...
Y los despido hasta mañana a las 9 (vaya horas...).

Voy a echar de menos los entrenamientos. Voy a echar de menos los partidos.

REDÍN B 3-6 REDÍN A

Miércoles, 16 de abril.
17:00, Colegio El Redín.
Llegamos al cole tras un tranquilo paseo por el casco viejo. Un paseo de equipo que ayude a digerir la pesada comida del McDonald´s.
La situación es atípica: 16.30, el patio desangelado, los mayores y nosotros calentando en el polideportivo vacío.
Nos sentamos fuera -como de costumbre- en las escaleras, cara al polideportivo.
Último partido de la temporada en el Polideportivo. Les pido que piensen cómo quieren que sea. Los mayores nos esperan dentro, y nosotros tenemos que entrar. Es nuestra despedida en casa, los últimos 50 minutos de competición sobre nuestro parqué. Hay que ir, como siempre, a jugar como nunca. Repaso de consignas, quinteto titular y para dentro.
Aguantamos el tipo los primeros diez minutos. El balón es del rival y a nosotros nos toca multiplicarnos para cerrar huecos. Achicamos como podemos y salimos a la contra.
Nos meten el primero en una jugada apurada hasta el córner. Balón colgado y empujado en la línea. Nos desestabilizamos y pronto nos meten el segundo. No puede ser.
Poco antes del descanso, una genialidad del mejor de su equipo deja en paños menores a toda la defensa y clava el tercero.
Salimos y volvemos a sentarnos fuera. Total: exceso de respeto, miedo, inseguridad y falta de fe en la victoria. ¡Venga, coño! Y entramos a por la segunda como si la primera no hubiese existido.
Metemos el primero. Y nos meten. Empezamos a tener más balón. Defendemos con más agresividad. El árbitro nos señala un penalti a favor -yo no he visto nada- y acortamos distancias.
Pasa el tiempo, y cuando más cerca estamos de meter el 4-3 -fallamos un contragolpe perfecto-, nos meten ellos. 5-2.
Un gol más en cada bando cierra un partido perdido en la primera parte.
Y éste partido cierra nuestra temporada en casa.

15.IV.08 esperando a los mayores

Asistentes: Javi M, Fernando S, Miguel G, Enrique P, Pablo F, Álvaro R, Álvaro V, Eugenio H, Santi G, Álex I, Juan B, Iñigo B y Sikai Q.

Entrenamos en el Poli.
Todo informado por el hecho de que mañana hay partido, y contra los mayores. Un partido importante.
Carreras habituales y los siento en la portería. Quiero explicarles la salida de saque de puerta, para que los próximos partidos no sean un continuo darle el balón al rival que nos presiona. La ensayamos dos veces. Es fácil, sencilla, y parecen cogerla pronto.
Y luego hacemos un partido, con la idea de jugar desde ya el partido de mañana.
Voy parando para hacer las indicaciones pertinentes.
(...) Han aprendido tantas cosas, y hay tanto que les queda por aprender... Éste equipo no tiene techo. Auguro un futuro cargado de éxitos, aunque a mí me haya tocado ver la fea cara de la derrota, que sirve como base para la construcción de un equipo ganador. Aprenderán.
Es lo que hay.
Y mañana les invito a hacer una comida de equipo. Terminan las clases a las 2 y el partido es a las 5. Es un buen plan. Así se hace equipo fuera del campo.
Y me voy pensando que ésto se acaba.
Todo toca a su fin.

11.IV.08 día libre

No entreno. Hemos aplazado el partido de mañana -contra los mayores- al miércoles próximo.
Hoy tengo trabajo y, por todo, no bajo.

8.IV.08 tanteando a los mayores

Asistentes: Javi M, Fernando S, Miguel G, Eugenio H, Santi G, Juan B, Iñigo B y Sikai Q.

Aquí falta peña. Una mosca me zumba la oreja diciéndome que en cinco minutos vuelvo a estar en casa, que hay cosas que hacer. Pero luego no resulta ser para tanto. Además, sólo por los que se han presentado un día como hoy -martes frío y lluvioso- soy incapaz de dejarlos tirados. Es más, les voy a premiar.
Apalabro un enfrentamiento con los de un año más, a puerta cerrada -especialmente para los del equipo que se han presentado sin cambiar- en el Poli.
Primero calentamos fuera. Unas carreras y nos cerramos en el área. El discurso va por la línea de que, es cierto, no tenemos opciones en ésta liguilla. 2 partidos, 6 puntos. Matemáticamente imposible rascar algo. Pero el caso es que son dos partidos que vamos a jugar, y tenemos que encontrar nuestros motivos para ganarlos. Para el primer partido -contra los mayores- no parece muy complicado: ¿a qué curso no se le cae la baba con la posibilidad de hacerle un roto a los mayores en un partido de futbito? Y más sabiendo que se puede, que el partido de ida terminaron pidiendo la hora y que éste sábado perdieron contra los del Aurrerá.
El propósito de medirnos hoy a ellos no es ganarles -sería contraproducente para su forma de encarar el partido que vale-, sino hacernos a su forma de jugar, sentirnos a gusto enfrentándonos a ellos.
Y lo conseguimos. Nos adelantamos. Nos empatan. Volvemos a adelantarnos dos veces más hasta ponernos 3-2 y jugarles de tú a tú. Y al final nos meten dos, el último un poco entre voces de "nos vamos".
Me sirve.

REDÍN 0-1 FUNES

Sábado, 5 de abril.
11:00, Colegio El Redín.
Volvemos a las andadas. En frente, Funes.
Todos tenemos el presentimiento de que éste partido se gana.
En nuestra retina el partido de ida -el primero después de la reinventada- y cómo se nos escapó tras llegar al descanso con el 0-2.
La plantilla al completo. Ni lesiones, ni esquiadas, ni muletas... Ésto es otra cosa.
Juraría que estamos faltos de ritmo. Dos semanas de parón por la Semana Santa y sólo un entrenamiento a la vuelta no nos ponen muy en órbita. Y se nota.
Comienza el partido. La primera parte no es de nadie. Nos presionan y salimos con balones largos, un poco a lo que salga. Rotamos por momentos. Les esperamos en el medio del campo, agazapados, y les damos dos sustos al contragolpe. Pero ellos nos meten primero en una jugada desafortunada.
Y llega el descanso.
La segunda parte es nuestra. Ellos se cierran muy bien atrás y nos dan más balón. Tocamos sin profundidad y ellos intentan pillarnos a la contra. Se cierran realmente bien. Los últimos diez minutos son un asedio sin tregua... y sin resultado. No conseguimos meter el balón bajo los postes y el partido termina así.
Me da que pensar. No hemos sido capaces de abrir la lata y el resultado es un marcador atípico: 0-1. Partido igualadísimo, muy físico y entre dos equipos bien en defensa... ¿o mal en ataque?

4.IV.08 volver a creer

Asistentes: Javi M, Fernando S, Miguel G, Eugenio H, Enrique P, Pablo F, Álex I, Juan B, Iñigo B, Álvaro R y Sikai Q.

Estamos de vuelta. Toca configurar lo que será la última versión de éste equipo ésta temporada. Restan 3 partidos, dos en casa y uno fuera, en Irabia.
Les recibo con frialdad. Mañana hay partido y nos pilla viéndolas venir -por lo menos a mí, que dejé la cama ayer-, así que toca ponerse el mono.
Primero físico. Hacemos un combinado de carreras, flexiones, abdominales y saltos durante 20 minutos que les pone en su sitio. Están cansados y me miran sin hablar, intentando recuperar la respiración.
Hablamos. Alguno hay que parece haber perdido la fe en la rotación. No es el momento. Entiendo que no es fácil seguir creyendo en el sistema cuando ha arrojado tales resultados en la liguilla final, pero es el sistema lo que nos ha permitido aguantar el tipo a pesar de las derrotas. Y eso lo tengo clarísimo. Si hemos perdido los últimos siete partidos ha sido sobre todo por estar jugando contra equipos mayores, con más físico y más experiencia que nosotros, y no porque nosotros rotemos. Si acaso tenemos parte de culpa por no rotar todo lo bien que podríamos.
Así que, para reafirmarme, los pongo a rotar sobre la marcha. Pim, pam, pim, pam... sin parar.
Y a falta de 10 minutos jugamos un partidillo para ir abriendo apetito.
Y de Funes ya hablaremos mañana.

1.IV.08 estoy enfermo

Y me quedo en la cama.